lunes, 25 de noviembre de 2013

el goce en la obra "Fabricante de Fantasmas" de Roberto Arlt



 Roberto Arlt nos muestra en su obra “Fabricante de Fantasmas” una variada gama de goce en cada uno de los personajes.
Previo a introducirnos en la lectura de la obra, me parece conveniente recordar que tanto el goce como el deseo Freudiano son inconcientes. Y que es el SuperYo el que ordena gozar y Lacan mediante el goce está en el significante, en el falo, el falo de la madre. También que la lectura es a la letra, detalle a tener en cuenta para no confundir al personaje de Pedro con el Dramaturgo, sin sujeto hablante no hay análisis.

Goce en tanto no hay deseo, ya que en esta obra en mayor o menor medida todos juegan su goce.
En esta obra a través de Pedro, el poeta nos muestra los alcances del superyo, encarnados en la conciencia de Pedro y su desenlace falta. Sin descuidar los otros personajes que nos muestra ese superyo en juego.
El superyo tiene algunas particularidades, una de ellas, es que juega en la línea de lo imaginario y le supone un goce al Otro, goce que no es otra cosa más que su propio goce. Aquí esta conciencia de Pedro sutilmente está encarnada en Eloisa y se puede leer en los parlamentos siguientes “Que inteligentemente cruel era la muerta, tenía un capricho odioso con hambre de sufrimiento, hipócrita y dura, con qué glotonería saboreaba mis sufrimientos”. También es mudo, lectura que nos lo demuestra cuando en los primeros parlamentos Pedro, ejecuta fielmente los mandamientos de Eloisa, sin aparecer el conflicto “debiste hacerte cargo de ese asunto, deberías saberlo, es hora de que te afeites, ayudame a enganchar la cortina, límpiate las manos”.
Otra de las particularidades, es que el superyo en apariencia se satisface, pero el poeta nos muestra que no, siempre quiere más y más… En el parlamento de Martina “cambie ese ópalo por un rubí” el superyo de Pedro encuentra el terreno fértil para que germine esa semilla de la humanidad aguardando por tres mil años (el asesinato de Eloisa). En este punto se podría pensar que Martina juega un deseo, pero esto está destituido en el parlamento anterior donde conversando con Eloisa dice “Nos viene de familia esto de interesarnos por la fruta prohibida”, esto nos muestra un matiz del goce y se sostiene en Martina durante toda la obra, ya que en ningún  momento, ella cuestiona la posibilidad de que Pedro sea el asesino. En el parlamento entre Eloisa y Martina se puede leer “la vieja sacó en claro que me casaría con un asesino” Ella sabe, pero no quiere saberlo, aunque más que evidente está en la obra que produce Pedro “los jueces ciegos”.
A este terreno fértil se lo puede apreciar en sus primeros brotes cuando los fantasmas de Martina y el sustituto, en su diálogo, Martina se dirige por momentos a Pedro “¿Y tu mujer? ¿Qué diría tu mujer si nos viera?” parlamento que empieza a hostigarlo tomando  forma y cuerpo, por así decirlo, en el que luego será el espectro de “La Conciencia”.
Ya a estás alturas podemos leer que el yo-coherente nada puede hacer frente al verdadero comandante, siempre juguetón, permitiéndole por momentos creer que es él quien manda, para luego estamparlo contra las oscuras paredes del sufrir.
 Es interesante leer el primer parlamento de “La Conciencia” donde dice ¿Resuellas Pedro? Yo leo, por esto de que el significante no significa “¿Te degüellas pedro? como el preámbulo de cómo se constituirá mas ruin esta conciencia “Persiguiendo a un asesino, irritando sus nervios, monstruosa, omnipotente, canalla pulida por la perversidad que acumula en el alma del hombre furores de exterminio.  Acompañada con un racimo de, no menos pulidos espectros encarnados en una ciega, una coja, una prostituta, un verdugo y un jorobado maligno, ingenioso, lleno de odio, de desesperanza pesimista, que derrama hiel de amargura.
Aquí es interesante detenerse en el parlamento de Pedro con la Conciencia, en el momento donde le dice “pero, deseabas llegar al fondo del abismo. –Sí, secretamente lo deseaba.” este parlamento nos permite leer que el deseaba este goce ruin.

El personaje del Juez, en los primeros parlamentos se podría pensar que se presenta convocado por la obra, que en efecto tardío se presenta para hace una puntuación al goce ruin enviándolo a la cárcel descubriendo la jugarreta de Pedro. Pero no es eso lo que ocurre y en el parlamento del Juez podemos ver cual es su verdadero deseo “¡Oh, mi querido amigo! ¿Quién no tiene en la vida una secreta curiosidad?”. El Juez goza, pero le supone un goce mayor a pedro por el personaje que lo representa en la obra. Lo califica de genio, de modo envidiable ese refinado gusto de martirio y se puede leer cuando dice “Usted es un hombre con elevado concepto de la culpabilidad. Para usted el hombre que elude la pena es digno de los más atroces suplicios. De otro modo no se le ocurriría ese refinado martirio en el que propone que el Juez juegue con el culpable como el gato con el ratón”.
 Es destacable leer que la otra escena, la escena dentro de la escena, producto de la falta de la falta, allí donde el juez debía condenarlo, sale airoso dando lugar a esta producción como un intento de cura, donde ridiculiza la ley “Pedro (riendo) es un polichinela del código”. Es aquí donde Pedro pasa a la otra escena donde la paranoia le da vida a los espectros y aparecen los deformados personajes, más la desconocida, el faraón y el violinista, que lo llevarán directo al suicidio.

En el personaje de Pedro, Arlt nos presenta dos instancias muy marcadas del superyo y podemos ubicar claramente estas diferencias. En la primera instancia ese superyo es el producto de la posición de Pedro en el pasaje por el complejo de Edipo (la castración) y en la segunda instancia, tras el acto del asesinato se juega la posición en la que a quedado frente a la Ley, la Ley del padre de la orda primitiva, aquí ubico el superyo cultural. Superyo encarnado en la conciencia de ser, ser el padre de la Orda primitiva. El poeta nos advierte de forma brutal el encuentro de este deseo de gozar como él, goce cultural de la destrucción del sujeto del deseo inconciente, destrucción desde dentro de la civilización.
  
 Me he permitido aquí y ante tanta repetición de conciencia y superyo buscar el origen de esta para poder esclarecer un poco más el por qué de estos avatares. Voy a tomar como punto de referencia el mito de Medea Jasón y los argonautas y no por que sea el origen, sino por que en algún punto se debe empezar, leo entre líneas al poeta Eurípides una diferencia abismal entre Jasón y Medea. Medea representa el pasaje de esa conciencia mágico-animista a la conciencia moderna. Esta conciencia mágico-animista juega más en relación con los otros como la conciencia chamánica y la moderna es conciencia de sí mismo.
El poema de Pasolini, del parlamento de Medea en el desierto nos permite leer este pasaje histórico:

¡Háblame tierra!
¡Hazme oír tu voz!
Ya no escucho tu voz ¡Ya no recuerdo tu voz!
¡Háblame sol!
¿Dónde esta el punto en el que puedo escuchar tu voz?
¡Háblame tierra! ¡Háblame sol!
¡Quizás os estáis perdiendo!
¡Ya no oigo lo que decís!
¡Tú, hierba, háblame! ¡Tú, piedra, háblame!
¿Dónde estás tierra? ¿Dónde te reencuentro?
¿Dónde está el vínculo que te unía al sol?
Toco la tierra con los pies y no la reconozco
Miro el sol con los ojos y no lo reconozco.

Yo podría agregar a esta conciencia de sí, conciencia del utilitarismo, de acumulación, acumulación de placer, de bienestar, de goce y por consiguiente reducción de libido.   Origen de la cultura de la mortificación en su registro más antiguo, que nos muestra el poeta con esta obra, con una no menor muestra de otras cuestiones que no me permito citar en este momento por lo intrincado del mismo. Mortificación en tanto goce, goce de sí mismo y donde este superyo a ganado una cabeza de playa que llega hasta nuestros tiempos, insatisfecho y trocado en mejoras con un hambre de más y más. Podríamos pensar que la expresión máxima del superyo se ha registrado en la cumbre de la era de la ciencia, el pináculo del racionalismo, donde como producción inconciente frente a este derrotero voráz, aparece la histérica como resistencia al mismo y productora del pensamiento crítico, el Psicoanálisis.
 Imposible evitar ver estas tres personajes femeninos para salvar al mundo conocido, Medea, la histérica y la poesía. Hermoso enigma.


Roberto Arlt el día antes del estreno declaró: “Si alguien me preguntara por qué le he dado una representación física tan espantable a los remordimientos de un criminal debo contestar que es porque el remordimiento fue conceptuado, antaño, por los teólogos y hoy por los psicoanalistas, como uno de los más enérgicos elementos que provocan la descomposición psíquica del sujeto arrastrándolo a la locura y al suicidio”.


         Por Víctor Hugo Ibáñez